Como Fotógrafos de Bodas agradeces siempre aires nuevos, frescos, que den pie a situaciones diferentes, divertidas y llenas de vida. La Boda de Lucía y Alberto fue uno de esos soplos de viento nuevo en los que los novios deciden saltarse las normas y hacer las cosas a su manera, construir la Boda a su gusto de principio a fin. Comenzando por Lucía, la Novia, la flamante Novia. Pocas veces un velo se lleva alrededor de la cabeza rodeando la frente, con el cabello suelto, el resultado era fantástico, con movimiento y personalidad. Pero la cosa continuaba, porque el portador de los anillos no sería otro que el perro de la pareja. Engalanado para la ocasión, parecía conocer perfectamente el papel que tenía que desempeñar. Por supuesto, tener un perrito suelto por entre los invitados da mucho juego. Siempre buscamos espontaneidad, huyendo de los posados, de los falsos gestos. Y este particular invitado nos regaló muchas anécdotas.
Unos novios entregados al día, a su gente, a nuestras cámaras, con naturalidad y sin reparos. Porque estaban en su Boda, la suya, y querían disfrutarla de manera auténtica. No se cansaron de repartir abrazos y sonrisas, de brindar una y otra vez, de bailar hasta quedarse sin pies. No se cansaron de pasarlo bien, de permitirle a su alegría que se expresara con libertad. Y es un gusto poder tomar fotografías así de auténticas y naturales, en una Boda tan especial.